Cierro los ojos y puede verte, risueño y despierto; positivo y contento, siempre con una sonrisa. Te veo entre la gente, charlatán, dicharachero, simpático, hablando con unos y con otros, contando mil historias y anécdotas, y escuchando sin perder detalle las de los demás. Te veo bailar y reír sin parar, contagiando a todo el mundo con tu espíritu vivo y alegre, y derrochando amor y cariño a raudales allí por donde pasas. Y es que, a nadie dejabas indiferente.
Generoso y complaciente, siempre atento y dispuesto a ayudar a quién lo necesita sin esperar nada a cambio. Disfrutón de las cosas buenas de la vida, y mejor anfitrión para compartirlas con tus seres queridos. Espontáneo y con gran sentido del humor; mi piel se eriza cuando recuerdo el sonido de tus tan características carcajadas, esa risa tuya capaz de contagiar a cualquiera y que sin duda, todos tenemos grabada en nuestra memoria.
Inteligente, leído y estudiado, siempre interesado en conocer y aprender cosas nuevas, que luego nos enseñabas con tanto entusiasmo. Constante y perseverante persiguiendo tus sueños, y alcanzando todo aquello que te proponías. Gran amigo de sus amigos, detallista, con una personalidad arrolladora y un corazón que no te cabía en el pecho.
Así te recuerdo, y no puedo sentirme más orgullosa de ti, y de la gran persona en la que te convertiste.
Y es que Pipo, como todos los que le conocisteis sabréis, era una persona muy especial. Y aunque duela hablar de él en pasado, pues ya hace un año que nos falta, sin duda marcó nuestras vidas y dejó una huella imborrable en nuestros corazones.
Sin embargo, aunque ya no podamos verte y disfrutar de tu compañía como antes, todos los que estamos aquí hoy y otros muchos que no están, te seguimos sintiendo y manteniendo vivo en nuestras vidas. Porque el recuerdo de tu voz, tu sonrisa, tu esencia, así como todo aquello que nos enseñaste o aprendimos juntos, se quedará por siempre con nosotros. Y eso es algo, que nada ni nadie nos podrá quitar nunca.
Hoy, nos hemos reunido para volver a reiterarte nuestro amor y decirte, aunque ya lo sabes, que es imposible olvidarte. No hay un solo día que no recordemos lo maravilloso que eras, y que no pensemos en lo mucho que te extrañamos.
Aún hoy, seguimos incrédulos ante la realidad, y nos sigue pareciendo mentira que algo así haya podido suceder. Es un año que ha pasado sin más. Vacío, triste, gris.
Aunque encontrar consuelo no es tarea fácil, estamos seguros de que en el cielo te han hecho un hueco especial, donde poder ser de nuevo tú mismo, y seguir dejando tu huella infinita en quienes tienen ahora la suerte de tenerte. También sabemos que desde ahí arriba, nos cuidas y nos acompañas cada día, nos ayudas en nuestros tropiezos y nos das fuerza para seguir adelante.
Sin duda, volveremos a encontrarnos y cuando eso pase, vendrás a buscarnos, para que no sintamos miedo, para que veamos la muerte como lo que es, una etapa más del camino de la vida. Y nos iremos juntos, felices y con mil cosas que contarnos.
Te queremos, por siempre.
Tu familia y amigos.