Es muy grato recordar todos los momentos, que desde pequeño compartiste y compartimos como vecinos, ese grupo de pequeñajos ue formateis desde el pricipio de nuestro encuentro en la urbanización.
Siempre creando juegos e historietas y siempre unidos. A veces nos hacíais participar, incluso a nosotros los padres, en vuestras divertidas creaciones.
Y así fue pasando el tiempo, y fuisteis creciendo, y llegó la adolescencia juntos, compartiendo nuevas inquietudes juntos, y os vimos como os hacíais hombres y mujeres afectivos educados y juntos.
Ahora cada uno de los miembros ese grupo han emprendido su propio camino y en muchos casos han formado su propia familia, pero seguro que sus vivencias en «la urba» les acompañaran siempre, igual que el recuerdo de Pipo, que siempre estará presente su memoria y tambien en la nuestra, los padres.
Carlos Hernández y familia.